8 de diciembre de 2010

Derechos de autor

Complicado el tema de los derechos de autor y más en un medio como internet donde la maraña de hilos que componen la red se pierde en el infinito. No podemos saber muy bien si las limitaciones que ponemos a nuestras obras tienen algun sentido, si las obras que creamos acabaran dadas la vuelta en algún lugar de las antípodas y si desde ese lugar rebotaran de nuevo a nuestra visión, totalmente cambiadas, agredidas o quizás engrandecidas, aprovechadas y totalmente renovadas, o seguramente irreconocibles.

La lectura sobre el tema me ha hecho ver que el debate de los derechos de autor ha existido desde la antigüedad. Con la invención de la imprenta surgió un problema parecido que tuvo que resolverse con la imposición de una serie de limitaciones a la copia libre que hicieron que durante muchos años hubiera paz en la edición de libros y un enriquecimiento de todos los intermediarios que se nutrían de ello.

Llegó internet, llegó un cambió importante cuyas consecuencias económicas rebotan a muchos campos de nuestra sociedad y surge el debate, surge el revuelo de los que estaban acomodados y tranquilos viendo crecer sus ganancias apoyadas en leyes de regulación ancestrales.

Creo que la legislación es necesaria, creo que no es poner limitación a la creación, sino al desmadre que puede crear o incluso a la ansiedad del mismo autor por su obra.

Comencé este blog hablando de él mismo, de mi engendro, mi primera entrada era un homenaje a él. Pero tenía claro y así lo expresé que cuando un autor crea algo lo crea para sí, por puro egoismo, para su propio goce y placer. Se goza en la creación, es gratificante. Y cuando la obra está terminada depositarla en una estanteria, en un pedestal o en la red para que sea admirada por el autor mismo o por los demás......es algo que siempre se ha hecho. Su copia, su cambio, el revoltijo de sus partes para crear otro debería ser gratificante para el autor siempre que él pueda conservar su original, aquello que él creó.

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